Queridos lectores, les traigo este microrrelato. Muchas veces todos creemos que los locos están locos, pero ¿y si en verdad los locos somos nosotros? tal vez en la locura está la verdad, tal vez no exista la locura y solo sea una parte de la verdad que no podemos ver; espero que les guste esta lectura…
Hola, soy Manuel, estoy internado en un hospital psiquiátrico, no sé en cuál, o tal vez si lo sé o lo supe, voy a contar mi historia, una historia que muchos no creen, y fue la razón por la que estoy acá, en prisión. Yo venía caminando una tarde a la salida de la facultad y encuentro en la calle una mujer, tirada en el suelo y sangrando, me aproximo a ayudarla, pero me dijo que me alejara, y a los gritos me decía que alguien quiere matarla; yo no lo comprendía pero entonces un hombre aparece súbitamente detrás de mi, me doy vuelta y lo único que alcanzo a ver es a un hombre con la cara llena de cicatrices y un tatuaje de una calavera se le notaba en el extremo de su antebrazo, el mismo brazo con el que sacó un cuchillo y me lo clavó. Creo haber perdido mucha sangre porque me desmayé y para cuando desperté estaba acá en esta prisión, y todos me culpan por la muerte de esa mujer que encima en las noticias dice que yo la maté y me quise suicidar.
Por un largo tiempo yo terminé creyendo esa verdad distorsionada que me decían, terminé creyendo que yo la había matado; y es que hacen ya siete años de aquel incidente y la mente lo termina aceptando, pero hace poco que comienzo a tener pesadillas, y varias veces me despierto a los gritos en la fría celda, y esto solo consigue que los guardias y doctores vengan a inyectarme, no sé con que me inyectan, sólo sé que cuando lo hacen mis ojos se cierran y caigo en el mismo sueño, en la misma pesadilla de la cual me desperté, obligado a revivir la escena una y otra vez del asesino apuñalándome; y por momentos se me aparece la mujer que sangraba en la calle, y me hablaba, algo del asesino, está entre nosotros me dice. Pero al otro día se lo cuento a mi psiquiatra cuando me visita y lo único que hace es volverme a inyectar, nadie me cree pero estoy seguro que algo tengo que hacer, esa mujer me está pidiendo justicia, ese hombre puede haber sido un violador ¿Quién sabe? ¿y si hay más víctimas?, esas preguntas no las voy a poder responder a menos que salga de acá y actúe, así que tengo un plan, está noche gritaré simulando otra de mis pesadillas, creo que no se me va a hacer difícil porque la pesadilla va a volver, cuando crean que estoy loco va a ser el momento de moverme para esquivar el pinchazo y cerrar la puerta de la celda y escapar; si, eso es lo que haré. Y es que ya no aguanto más en cada pesadilla me veo mis manos llenas de sangre, sangre de aquella mujer que el asesinó me implantó, y no estoy loco porque ella se me ha aparecido varias veces y me lo confirma. Ya es de noche, éste es el momento:
— AAAAAAAAAAHHHHHHHHH
Ahora me hago el desmayado en el suelo de la fría celda, y apenas esté por sentir el pinchazo me muevo antes que el líquido entre en mi cuerpo, cinco, cuatro, tres, dos, uno.
Mis ojos comienzan a cerrarse, y siento otro pinchazo más pero está vez es mas grueso, y en mi glúteo, siento un profundo dolor que encima no puedo ni gritar, el asesino violador está aquí, haciéndome revivir mi pesadilla una vez más, pero todo este sufrimiento algún día se va a terminar y voy a luchar por la justicia de esa mujer, ahora no me creen, y tal vez todos en este mundo crean que estoy loco pero yo se que no lo estoy, que estoy diciendo la verdad, solo soy un hombre que está reviviendo su peor pesadilla cada día.
Alexis Deblasis
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