
Siempre me gustó la lluvia, caminar mientras siento como las gotas pasan por mi rostro para ir a postrarse en el suelo mientras yo sigo caminando hasta mi lugar de destino. Una tarde de sol, hacía tanto calor que se me pegaba la ropa contra mi cuerpo, yo salía de la universidad de muy mal humor porque ese día había empezado de la peor manera. Al levantarme me llamaron de la empresa de internet para avisarme que me suspenderán el servicio por falta de pago, me las arreglé para hacer llegar un mail a mi profesor con el último trabajo de recuperatorio pero no lo pude enviar, sin dejarme caer y obligándome a pensar en positivo salgo y me voy a imprimir mi trabajo para llevárselo personalmente a mi profesor, pero cuando voy a esperar el colectivo había un cartel en la parada donde decía que suspendían el servicio por duelo. Aún con la cabeza en alto me incorporo y camino unas diez cuadras hasta la estación de trenes, tuve suerte alcancé uno.
Ahora, sentado en mi butaca solo resta esperar, mientras miro por la ventanilla las numerosas casas con sus habitantes afuera con mucho calor.
Al llegar a la universidad entro repentinamente, y me voy directo a la oficina donde siempre se encuentra mi profesor, pero no estaba, en su lugar estaba el rector que me dijo que le dejara el trabajo a él y en cuanto llegue se lo entregaba.
A la salida de la universidad me encuentro a Mariela, una compañera y mi vecina, de quién he estado enamorado durante toda mi vida, la saludo amablemente y sigo caminando hasta la estación.
Y así me encuentro en la estación, el tren no pasaba más, y yo me estaba desesperando porque hacía mucho calor; pero de pronto llega Mariela y se sienta a esperar el micro; callados los dos y sin mirarnos quedamos ahí unos cinco minutos hasta que empezó a llover. Veía como su lindo rostro se iba empapando, como esas gotas pasaban por su cabello negro hasta sus hombros. Me armo de valor y le digo todo lo que siento, me mira sorprendida pero me sonríe inmediatamente. Llovía y llovía, las carpetas de Mariela se mojaban, y con respeto me sacó mi campera para la lluvia y se la doy a ella, para que se tapara y tapé sus cosas.
Así fue como pasamos sentados en aquella estación de tren, no se si venía el tren o no, pero el punto es que no quería irme, disfrutaba estar en esa lluvia con la mujer que siempre amé conversando; y lo mejor de todo también fue que ella disfrutaba el momento porque se levantó y se paró frente a mí. Ahora veía su lindo y mojado rostro, sus ojos llenos de lágrimas me veían de una manera muy particular, quise hablar pero justo se me acercó y me dio un beso. Era increíble, ese beso bajo la lluvia tenía la sensación de felicidad mas extrema.
Alexis Deblasis
Mi nueva participación en el primer reto de escritura de Gym para escritores organizado por Roxana, “Soñando uno de tus sueños”
Semana uno: ¡Lluvia! La lluvia debe ser la gran fuente de inspiración para esta semana. Tu protagonista o protagonistas, están bajo la lluvia esperando algo o alguien ¿Qué es lo que esperan?
Súper bonito. Permite imaginarlo con lujo de detalles, como si fuera un corto.
Me hizo acordar de una situación que tenía absolutamente olvidada. Gracias 💫
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Me alegro que te haya gustado Agustina, te mando un abrazo, gracias por comentar…
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¡Qué lindo! Después de tanta mala suerte ¡Una buena! Y le salió demasiado bien. Un paisaje perfecto estar con la persona que amas y bajo la lluvia ¡Qué cosa linda! Me encanta.
Gracias por sumarte a la iniciativa. Espero seguir leyéndote.
¡Un abrazo!
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muchas gracias Roxana, te mando un abrazo, si ya subiré la próxima
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